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martes, 19 de febrero de 2008

¡Continuemos!

Hace algún tiempo escribí desde las páginas de un semanario "amigo". Lo dejé porque no me dejarón decir lo que debía decir de un funcionario, quien cometió un homicidio culposo y pretendió (aunque no creo que haya desistido de su aberrante comportamiento) culpar a quien le salvó la vida. Intenté comunicarme por una famosa página de internet, y tampoco encontré eco.

Desde aquel tiempo he guardado silencio (salvo algunos mensajes dentro de una botella, lanzados al mar desde estas soleadas piedras), y para empezar con la verdad (como debe ser) me ha costado mucho; ver tantas cosas sin poder gritar un par coños y no jodas, es letal.

A punto de morir de la arrechera que me producen el comportamiento de ciertos funcionarios gubernamentales, he decidido seguir el consejo de un buen amigo; pues bien aquí me tienen, tengo un blog y haré de él mi eco, mi caja de resonancia, mi botella al mar con mensaje incluido, mi pizarra particular y colectiva. Intentaré, desde aquí, exorcizar los demonios que devoran mi sanidad mental y sobre todo, mi esperanza en la Revolución Bolivariana. Para la consecución de tal fin, les diré qué pienso de la libartad de los asesinos y golpistas del 11 de abril de 2002 y de la expulsión de Tascón, entre otras tantas vainas.

Todo esto, porque no quiero que un gringo invasor o un paraco o un escuálido culaquiera me vuele la tapa de los sesos o yo mismo muera como pájaro enjaulado antes de decirlo. Espero sirva de algo, aunque la experiencia previa no fue muy estimulante. Terquedad que le dicen... Saludos.

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