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miércoles, 14 de enero de 2009

EL REGERSO DE ELIÉZER OTAIZA

El día 23 de de junio de 2005, el para entonces presidente del Instituto Nacional de Tierras (INTi) Eliézer Otaiza Castillo, sufrió un accidente en la avenida Principal de Las Mercedes. En ése momento, conducía una moto, cayó y murió la joven María Gabriela Tablante, quien le acompañaba. Posteriormente, las autoridades determinaron que Otaiza Castillo no tenía responsabilidades en la muerte de la joven. Bien, para él.

Hasta aquí, el cuento no es más que la diaria ejecutoria de la buena estrella y amigos, que tienen quienes están en el poder y saben cómo aprovecharla. Ahora bien, me importa un pito la decisión judicial, y el silencio de los otros. Lo que no puedo permitir de manera pasiva, es ver como Eliézer Otaiza Castillo está empeñado en hacer culpable de tan lamentable suceso, a quien en ese momento le cuidada las espaldas y le salvó la vida cuando, luego del accidente, inconsciente, desfallecía ahogándose en los efluvios de su mezclada sangre. Sí, Otaiza Castillo, está intentando meter preso al joven escolta quien le acompañaba durante la noche, madrugada y fue testigo del accidente sufrido por él.

No creo que sea por miedo a la justicia, ya ésta determinó su inocencia. Es decir, no teme a la cárcel, ni sanción alguna en el plano jurídico. ¿Entonces, qué busca Oatiza? Si la ley dijo ante todos que él no es culpable, que el accidente pasó, que la joven Tablante murió y que nadie es culpable, ¿por qué se empeña en criminalizar al menos culpable de tan fatal accidente? ¿La gente le mira mal en las calles? ¿Tiene pesadillas? ¿Remordimientos? No creo, y seguro no pasa eso. Pero de ser así, ¿quién le dijo que mandando a la hoguera a otro inocente, se quitan los pesares del alma? Mal consejo, muchacho.

Hace años un amigo pontificaba sobre el valor del silencio. Dejar pasar la oportunidad de callar, decía, es sinónimo de torpeza. No sé si estará el intrépido Otaiza Castillo, a tiempo de hacer bueno semejante consejo. De verdad, creo que no, ojalá me equivoque.

Recién el domingo pasado (11/01/2009), el mismísimo presidente Chávez lanzó una arenga a todos los revolucionarios: ¡No se echen toda la culpa de las fallas!. Qué ironías. Chávez vs. Otaiza. Quién tiene la razón. Quién es el virtuoso (término muy usado, ¿manoseado? por el intrépido Otaiza). Claro, tedríamos que ver a Otaiza Castillo como el visionario, como el adelantado de una época: ni corto ni perezoso, acusó al otro.

De cualquier manera, adelantado o retrasado, visionario o cegatón, lo que pretende hacer Eliézer Otaiza Castillo con John Pastrán, así se llama el escolta que le salvó la vida la mañana del accidente (además es mi primo), es un acto de la más cochina cobardía, accionar indigno de quien se dice revolucionario. Es más, es un acto de una mayúscula torpeza política. Seguro estamos, que no podrá Otaiza Castillo hacerle creer al presidente Chávez, ni a nadie, que el accidente ya referido, no es de su total y absoluta responsabilidad. Muchísimo menos, hacernos dudar de la inocencia de Pastrán.

El fin último de tan canallesco proceder no es otro que la desesperada búsqueda de un perdón. No el de la familia de la joven María Gabriela Tablante, menos a quienes asistimos a los acontecimientos a través de los medios de comunicación. No. Él tiene como meta, presentarle la cabeza del “culpable” al presidente Chávez. Piensa él, que es la única manera de volver a tener la gracia del Presidente, de volver al poder, a un cargo.

Por ahora, volvió a intentar hundir a un joven a quien le debe, sencillamente, la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

saludos muy buenas tus acotaciones en este tema