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martes, 16 de febrero de 2010

ELECCIONES POR LA BASE

Propicia la oportunidad para medirse, carearse, y por qué no, confrontarse con algunos y, por otro lado, plantar cara a la comunidad representada (o pretendidamente). Mejor aún, para todas las personas que viven dando la cara por este proceso, en comunidades y en la calle. Satisfacción para quienes ven con seria preocupación la constante de los mismos nombres en cada nueva oportunidad.
Uno de los mayores daños que se hace a cualquier proceso, revolucionario o no, tiene que ver con la falta de cambio en algunos de los llamados cuadros, que en la mayoría de los casos no pasan de un mero garabato geométrico, los amigos e incondicionales de un grupo con ínfulas de predestinados, generalmente asumen esos roles. Quienes se asuman más cercanos al Presidente, parecieran contar con su bendición, real o ficticia.
Al pueblo le viven diciendo que es mejor elegir a una persona muy cercana a Chávez, pues de esa manera se garantiza más ayuda. Nada más lejos de la verdad, el cementerio político venezolano está lleno de papás, hermanos del alma, compadres, hermanas de luchas, hijos del alma y otros filias que han fracasado en el intento de ser mejores por el solo hecho de estar más cercanos al Líder.
Pues bien, éste pareciera ser el momento justo de borrar de una vez con tales individuos, o por lo menos de silenciarlos y hacerles ver qué piensa el pueblo de ellos. Ojalá podamos ver nombres realmente nuevos, de mujeres y hombres con voz y criterios propios, de gentes con años transitando las sendas de la utopía revolucionaria, personas con las que se puede hablar y sobre todo, a quienes se les puede oír, pues sabemos, tienen un discurso coherente con estos tiempos y no las imposturas que ya nos tienen fastidiados por decir lo menos, gentes de pueblo, no repetidores ni tendedores de alfombras de “predestinados”.
Vayan, den la lucha contra lo que no queremos, contra lo mismo, contra los mismos. Vendan cara la rebeldía, la inconformidad, que no se diga que no existe nadie más y que todos estamos conformes. Conformes, ¡JAMÁS!
Esperemos sean muchos los postulados, ojalá leamos nombres que nos llenen de gozo, de esperanzas, de ilusiones y nos fortalezcan las posibilidades de recuperar algo de lo mucho que hemos perdido con tanto bellaco disfrazado de luchador. Deseo de verdad que lo hagan como un acto de irreverencia, de altanería y de altanera soberbia, postúlense como desobedientes, como revolucionarios, como demostración de cansancio, de rechazo de protesta de hastío, como el disgusto necesario, como la inquietud latente, como un reproche, como una crítica, como una acusación, como un sonoro grito de no les queremos. Postúlense, postúlense en masa, pero postúlense.

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